La artista atraviesa uno de sus mejores momentos profesionales. En su obra pueden visualizarse dos formas de representación paralelas, por un lado el hombre-pájaro y por otro lado la cuestión de los signos.
Considerada a sí misma como artista visual, Laura Hart nació en Bariloche y desde su más remota infancia recuerda ser contemplativa y solitaria. Tuvo una niñez muy fabulada en lo interior, muy ficcional, lo que indudablemente la llevó a ser muy creativa. En su adolescencia empezó a dibujar, a pintar y desde ahí nunca se detuvo. Lo que pintaba en la adolescencia era caótico, no había un orden en el crear, eran como ensayos.
A los 13 años vino a Mendoza con su familia y siempre sintió un gran impulso artístico. Con el paso del tiempo, la artista tuvo la necesidad de formarse, pero en esa época era muy difícil ya que Argentina estaba en pleno proceso militar. No tuvo la oportunidad de asistir a la Universidad y ya tenía sus tres hijos, por lo estudiar era una situación riesgosa. Por motivos familiares, se mudó junto a su familia a Catamarca, donde encontró dos grandes maestros que la apuntalaron, logrando una formación artística muy rica.
En sus propias palabras, Hart destaca que “siempre me sentí impulsada en las artes y en la vida artística. Eso era un privilegio en pleno proceso militar.”
Así, cuando terminó el proceso decidió seguir su intuición, investigando por si misma. Una de sus grandes maestras fue Dolores De la Torre, de la escuela de Spilimbergo, ella fue quien le dio pautas de vida en el arte, más específicamente en la vida de una mujer frente al arte.
Con su familia ya armada, es en este momento de su vida donde Hart está realmente sumergida en las cosas que le interesan, que son la investigación por una parte y la creación por otra. También la educación figura entre sus prioridades ya que dicta clases en su taller, el cual funciona en su propio hogar. Actualmente posee un grupo de niños y dos grupos de adultos.
Representación de colores, trazos y texturas
Desde sus inicios como artista siempre hubo un desarrollo intuitivo en su arte, nunca hubo una propuesta racional. Luego de su formación, logró enfocarse profesionalmente. A partir de ese momento, la cuestión social tuvo mucho peso y realizó muchos dibujos abordando temáticas sociales.
Años más tarde comenzó una investigación sobre el arte rupestre en la región de Cuyo, sumándole un caudal de conocimiento sobre la cosmovisión andina de los pueblos andinos, tales como Colombia, Perú, Ecuador, Chile, siendo Cuyo la principal área de circunscripción. La artista visual ha tenido la oportunidad de realizar varios viajes y ha estado en contacto con originarios de otros países. Esta experiencia personal fue formando datos que la llevaron a sentimientos y le dieron despertares.
A partir de ese momento, Hart abandonó la figura humana en su representación porque sentía que esta figura por sí sola, como un elemento estético o representativo en el arte era una cosa muy trillada. Así, empezó a trabajar en abstracciones y sobre todo la obra de signos. Al investigar sobre el arte rupestre entendió su simbología mágica y abstracta y lo define como un arte sin posibilidad de descifrarse.
Según Laura Hart, “el arte rupestre se puede interpretar pero no se puede leer, hemos perdido la conexión de la significación que le daban los originarios al tiempo de hoy.” Esa expresión arcaica, que tiene que ver con la cuestión mística fue un golpe impresionante para ella. Es un arte muy ligado a la tierra, lo que la acercó cada vez más a sus gustos personales ya que se considera una gran amante de los espacios abiertos, de la geografía natural, del campo virgen.
Todo eso impactó mucho en su obra lo que la llevó a trabajar mucho con signos y los colores de la tierra.
Más tarde en su trayectoria artística aparece nuevamente la necesidad de abordar temas sociales, pero surge una nueva figura que es el hombre-pájaro. Esta figura fue producto de su insatisfacción por representar la figura humana, creando así una imagen de ficción que además tenía que ver con el misticismo de las culturas andinas, con la transformación del ser en animales. Esta fusión del ser humano con el animal se da mucho en ámbitos chamánicos.
Un aspecto interesante es que los soportes de sus obras no son cuadros, son tapices porque son telas sueltas pintadas. La tela tiene todo un trabajo de bases, la cual tiene la posibilidad de manipularse sin bastidores, es flexible. Tiene una serie de colores y de capas que le dan una textura rústica, muchas de ellas parecen cueros, los fondos son colores modulados y cálidos, las texturas poseen mucha fuerza, y por encima van aplicados los signos y las figuras con óleos, ya sea hombrés-pájaros, astros, signos.
Entre sus proyectos se destaca la presentación de un tercer video documental sobre una faceta del arte rupestre llamado Veneraciones. Está vinculado a las sucesivas prácticas de culto en los mismos espacios energéticos, es decir se produce la superposición de culto en un mismo espacio geográfico con impacto de uno sobre otro.
Es un corto documental con componentes de ficción que está principalmente abordado sobre el valle de Uspallata. Habla de los cultos populares, de como se van entregando las ofrendas y los lugares donde se dejan como así también sus características, el levantamiento de santuarios y su impacto sobre su patrimonio.
Se diseño con Hipófisis, una pequeña productora que realiza conceptos audiovisuales y se exhibe en ámbitos educacionales.
Sobre el arte en Mendoza
Laura Hart opina que ha habido un cambio en la concepción del arte y del artista. Cree que la sociedad mendocina reconoce a sus artistas y de alguna forma compra sus productos. Señala que el mundo del vino ha arrastrado muchas cosas y ha puesto al arte de su lado. El arte empieza a participar, a tener un rol activo, fuerte, expresivo, dinámico, joven, que se exhibe, que busca posicionarse.
MUESTRA EN EL MUSEO DEL ÁREA FUNDACIONAL
Actualmente, Hart está exponiendo una muestra denominada “El sentido de las piedras, las figuras humanas prehistóricas grabadas en la roca”, en conjunto con el reconocido arqueólogo Horacio Chiavazza y el artista plástico Enrique Testasecca. Esta exposición se inauguró el 21 de septiembre en el Museo del Área Fundacional y se extenderá hasta el 16 de diciembre del corriente año.
Por su parte, la artista aporta la mirada contemporánea del arte rupestre, pensado como el primer capítulo de la historia de los procesos artísticos creados en la región. Mientras que Chiavazza suma todo lo que es el contexto cultural y Testasecca participa activamente en la producción y puesta en escena.
La muestra contiene gigantografías del arte rupestre de Cuyo que describen la figura humana asociada al chamanismo, entendiendo que el hombre representa mucho del saber, del decir del chamán. El chamanismo que se observa en la muestra es el de hoy porque el prehistórico no se puede observar. Se han incluido objetos que tienen que ver con las prácticas chamánicas, por ejemplo personajes que tienen atributos en la cabeza y grandes ojos.
“Siempre me sentí impulsada en las artes y en la vida artística. Eso era un privilegio en pleno proceso militar.”
“El arte rupestre se puede interpretar pero no se puede leer, hemos perdido la conexión de la significación que le daban los originarios al tiempo de hoy.”
El término chamanismo se refiere a un grupo de creencias y prácticas tradicionales preocupadas por la comunicación con el mundo de los espíritus. El practicante del chamanismo es conocido como chamán.
Agradecimientos:
Laura Hart
Tel: (0261) 153042426
Contacto: hart_visual@yahoo.com.ar

